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el cajón de las metáforas

Ésta es la vida que siempre habías querido. Me sonríe mientras paseamos por la orilla del mar, con una suave brisa que nos acaricia la cara, y la pequeña Manchita que corretea en círculos alrededor nuestro. Ese momento y cuando nos apretujamos los tres en el sofá, con un baile de piernas y brazos para encontrar la postura más cómoda, son la expresión de la calma y la felicidad. Poder disfrutar de estos sencillos momentos, y hacerlo cada día, es más de lo que había soñado. Me siento tan afortunada y feliz que me sorprendo a mí misma de serlo. Pensé que ese bienestar, esa sensación de plenitud, la alcanzaría con el tiempo, con la madurez, con más cosas, quizás lejos de aquí. No me imaginaba que aquí y ahora, con lo que tengo y lo que soy, pudiera sentirme tan bien. He dejado de padecer insomnio, de toser de forma crónica, de sentir ansiedad a todas horas. De sentirme incompleta y desdichada. Necesitaba echar el freno para coger aire y respirar, para contemplar el paisaje que las prisas no me dejaban ver. Sentía que el tiempo se me escurría y corría sin parar hacia ningún lugar. Al deterneme he encontrado mi sitio, a tu lado, en nuestro pequeño hogar. En nuestro pequeño mundo feliz. Gracias por esperar junto a mí todos estos años, por disfrutar de esto tanto como yo. Gracias por ser parte de este sueño, y por hacerlo realidad. 

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