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el cajón de las metáforas

Ayer salieron las plantillas de respuestas correctas. Es un resultado agridulce, quisiera despedirme ya del pir y no sufrir más, pero todavía queda un hilito pequeño de esperanza. Pequeño, porque el año pasado y el anterior me hubiera dado plaza (la 64 y la 80 respectivamente), pero este año hay menos plazas, más candidatos y el rumor general de que el examen ha sido fácil y subirá bastante el punto de corte.

Esto ya lo he vivido. Hace ya casi diez años, en la selectividad, conseguí una nota que el año anterior me hubiera dado acceso a dos de las cuatro facultades de medicina, pero ese año la nota de corte subió espectacularmente y me quedé a años luz de ninguna. Me quedé petrificada, no me lo podía creer, parecía una broma, un fallo informático: no podía ser que me quedara fuera. Recuerdo perfectamente esa sensación, fue mi primer batacazo importante. Hasta entonces todo había sido bastante fácil.

Ha llovido ya bastante como para volver a vender la piel del oso antes de cazarlo. Sé que estoy ahí, en la frontera, me veo más fuera que dentro, pero independientemente del puesto me siento satisfecha con la progresión, he conseguido dominar los nervios y realizar un buen examen. Me voy con la cabeza bien alta. Ahora es momento de centrarse en el máster, tengo algo por lo que luchar, a lo que dirigir mis fuerzas y pensamientos. Y no será difícil, gracias al volumen de faena que se me ha acumulado, tendré la suerte de estar bien distraída estas semanas, hasta que pueda cerrar definitivamente este capítulo el 1 de marzo.

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